La arquitectura del movimiento moderno en Guadalajara fue singular y prolífica, resultado factores sociales y económicos que pusieron a la ciudad por un momento a la vanguardia internacional. La diversidad de acontecimientos, en particular la creación de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara (1947), consolidó esta modernidad con obras públicas que hoy son testigo de un periodo de esplendor en la entidad. Héctor Mendoza identifica los antecedentes, evolución, características, principales creadores y obras construidas entre los años cincuenta y sesenta en Guadalajara, que dan cuenta del dinamismo y la originalidad de sus formas, la experimentación constructiva y la honestidad estructural, la integración plástica y el trabajo colaborativo, los primeros rascacielos y otros elementos representativos.