Reporte al tapatío, es el guiño inicial con el que se marca el tono lúdico de la edición. Es Juan Palomar, uno de los fundadores de la FATLB, quien rinde el reporte. Su texto, escrito en primera persona, da cuenta de lo público y lo privado, de la relación cercanísima que sostuvo con Barragán y sus contemporáneos, de las amistades, las visitas a su casa y la admiración total de un joven arquitecto que lo escucha con devoción, tanta, que un día le dice el maestro: No se preocupen tanto por ver lo que Barragán hizo, mejor vean lo que Barragán vio. En el relato están presentes personajes clave en esta historia, como los familiares herederos o el arquitecto Ignacio Díaz Morales, a quien don Luis encomendó antes de morir crear una institución que se hiciera cargo de su biblioteca. La historia de la fundación, a partir de la muerte del único Premio Pritzker mexicano, está contada con rigor, pero sin solemnidad, con el corazón abierto y un tono desenfadado y coloquial que da su justo lugar a los detalles.