El trabajo de Fernando Palma se mueve entre el activismo, el performance y la mecatrónica. Sus acciones y objetos se guían bajo el principio de intervenir en la aparición de un mundo que ha quedado invisibilizado. Utiliza la capacidad de visibilidad del arte contemporáneo para hacer bailar los espectros. Lo que dinamita la producción de Palma es el supuesto oxímoron arte contemporáneo indígena, dando lugar a una práctica que se apropia de las formas aceptadas para introducir otros sentidos que habían quedado fuera.