Leonardo Herrera escribe listas de cosas que tal vez sería mejor olvidar, también de otras que tienen que ser recordadas. Aunque parece un ejercicio inocente de escritura, sentarse a pensar las veces que uno ha amado o cómo ha celebrado sus cumpleaños, es también un acto político poderoso. En un sistema en el que se nos enseña sistemáticamente a olvidar y a mirar la historia como una sucesión de momentos heroicos del establecimiento, es bueno recordar que también hay una milimetría de los acontecimientos que es capaz de erosionar esos relatos pomposos y grandilocuentes. Una especie de militancia de lo mínimo, del día a día.