El aceleracionismo es una herejía política: sostiene que hay deseos, tecnologías y procesos que el capitalismo hace surgir y de los que se alimenta, pero que no puede contener; y que es necesario acelerar estos procesos para empujar al sistema más allá de sus límites. Teniendo como antecedentes teóricos al notable Fragmento sobre las máquinas de Marx, los volúmenes sobre capitalismo y esquizofrenia de Deleuze y Guattari, y la ficción especulativa de autores como Samuel Buttler, William Gibson y J.G. Ballard (para quien el futuro es una mejor guía para el presente que el pasado), los aceleracionistas se preguntan cómo liberar las fuerzas productivas cautivas bajo la ideología neoliberal, para redirigirlas hacia objetivos comunes. En este proyecto, la actual base material no necesita ser destruida, sino que es reapropiada como plataforma de lanzamiento hacia un futuro postcapitalista. Pues, ciertamente, aún no sabemos lo que un cuerpo tecno-social moderno puede hacer.