Hoy día parece obvio reconocer el estatuto artístico de la fotografía, sobre todo cuando los museos de arte se interesan cada vez más por su presencia en los acervos, en un proceso desencadenado por el MOMA poco después de su fundación, en 1929. Más aún cuando se observa la inexorable persistencia de lo fotográfico en la producción artística del siglo XX, principalmente desde la posguerra hasta la actualidad.
El contenido de este libro parte de presupuestos que van más allá, por un lado, de la simple inserción museológica de la fotógrafa y, por el otro, de su trayectoria inicial de afirmación, vinculada con la mimetización del arte, ampliando sus horizontes, como ya había anunciado Walter Benjamin en sus ensayos inaugurales sobre los cambios que acarreó la reproductibilidad técnica de la imagen.