Pilar Villela aborda el programa Pueblos Mágicos de la Secretaría de Turismo y cómo se instrumenta "la herencia" patrimonial; cuya conversión a la de atractivo turístico implica la instauración de distinciones identitarias, territoriales y temporales que se ofertan como inagotables. Para que el consumo de estos bienes materiales e inmateriales sea rentable, hay que nombrarlos de manera que se pueda establecer la noción de propiedad sobre ellos durante su circulación, insertándolos en "cadenas de valor" asociadas a la producción e intercambio de otros bienes y servicios. Javier Fresneda subraya la substitución histórica de la identidad del patrimonio arqueológico por su proceso de identificación en fetiche cultural. Ante la pregunta cómo es entonces que et patrimonio adquiere sentido?, introduce a la par la noción de subpatrimonio -un patrimonio que, paradójicamente, no es min patrimonio- como una apuesta para descentralizar ciertas materialidades no asimiladas ni etiquetadas aún por la regulación institucional.