Fiel al principio de que una fotografía vale más que mil mentiras, Fontcuberta elucida la naturaleza de la nueva fotografía (digital) y sus extravíos. De ahí derivan reflexiones críticas y evocaciones poéticas que rastrean los empeños de una posmoderna cámara de Pandora que ya no se limita a describir nuestro entorno sino que ambiciona poner orden y transparencia en los sentimientos, la memoria y la vida.
El arte de la luz aspira ahora a ser el arte de la lucidez.