Este libro nace de la constatación de una falta o ausencia. Frente a la insistente atención teórica que desde los inicios de la modernidad han recibido tanto los productores artísticos como las propias obras de arte, sorprende advertir la escasa dedicación que, por parte de la historia del arte, se ha prestado al análisis de los espectadores, los cuales han permanecido invisibles a lo largo del trayecto moderno (de los siglos XVI a XIX).