El caso Ayotzinapa nos enfrentó a reconocer que, más allá de las condiciones sociopolíticas que de alguna manera facilitaron el desencadenamiento de los hechos violentos ocurridos entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en la ciudad de Iguala del estado de Guerrero en México, existen también otras prácticas y discursos de nuestra realidad sociocultural cotidiana que juegan como condiciones de posibilidad de desapariciones forzadas y actos deleznables contra grupos vulnerables de nuestro país.
Pensar Ayotzinapa desde la frontera entre la filosofía y el psicoanálisis nos llevó a abrir caminos que, mientras recogían elementos del caso, los llevaban a sus límites. A cuatro años del caso Ayotzinapa y ante un escenario nacional que parece encerrado en una repetición compulsiva de violencia, apostamos a que el pensamiento es indispensable para no resignarnos frente a la violencia y resistir su repetición en la historia.