El desplazamiento es una condición intrínseca de nuestra especie, que desde sus orígenes ha buscado siempre nuevos territorios. Con la excepción de las zonas más agrestes de los Polos, no hay región continental del planeta que no esté habitada por seres humanos. Impulsados por fuerzas históricas expansivas u obligados por circunstancias desfavorables, estamos predispuestos a migrar. Tanto las catástrofes ambientales (especialmente las producidas por el cambio climático) como la violencia derivada de conflictos bélicos, regímenes genocidas y el crimen organizado expulsan a la gente de sus lugares de origen en busca de condiciones dignas de existencia.