Durante estas últimas dos décadas hemos aprendido mucho y hemos olvidado otro tanto.
Los primeros años estuvimos buscando por todos lados nuestra identidad, en libros, revistas, internet, creíamos que viendo hacia afuera entenderíamos lo que éramos. Después comenzamos a mirar a los productos: el maíz, los quelites, los chiles, los frijoles. Esos ingredientes nos llevaron a los mercados, los mercados nos llevaron a los agricultores y los agricultores nos llevaron a nuestras raíces.
VEINTEestá consagrado a nuestros productores. Este libro da cuenta de sus historias.