En las fotografías de Coliseo, observamos cuerpos que habitan otros cuerpos, entrelazados, manifestándose en un espacio construido y también desde y para la naturaleza. A Orlando no le interesa maquillar las cicatrices, perfeccionar las pieles, no construye a partir del estereotipo de lo bello, pero la propia composición que genera, es bella, íntima, auténtica.
Bajo esta lectura, el trabajo de Orlando Torres Canela se define a través de la materialidad, se palpan las imágenes, se crean texturas, el libro se toca y se activan sensaciones que conversan entre lo que se ve y lo que se siente tras cada página.