Lola Álvarez Bravo (1903–1993) fue una de las fotógrafas mexicanas más prolíficas. Su carrera se extendió a lo largo de cincuenta años y en ella combinó la práctica comercial y la enseñanza junto con la exploración de sus intereses artísticos. Lola fue extraordinaria como mujer y como artista. Durante toda su vida mantuvo amistad con un nutrido grupo de intelectuales y formó parte de un dinámico círculo de artistas. Produjo un sinnúmero de obras por encargo para diversos organismos privados y de gobierno, además de tomar fotografías para satisfacer sus inquietudes estéticas.