A lo largo de diez fragmentos, la voz poética utiliza la figura femenina de la madre en un procedimiento asociativo de imágenes, sensaciones y conceptos, como si la poesía tuviera más que ver con un proceso de pensamiento, que con la literatura misma. El poema representa, a través de una voz femenina llena de fuerza y vigor, la situación política actual que se vive en el país: un escenario de violencia cotidiana en el cual los ciudadanos se quedan inmóviles, incapaces de actuar para cambiar su realidad. La violencia explícita en esta figura de la madre es la de un estado represor, la del equipo antimotín.