A los relatos que componen Hermanos ciervo los traza una voz ideada como un artefacto delicado y melancólico. Uno que, bajo el pulso del tiempo y la rutina, va delineando un universo de personajes que gravita entre lo cotidiano y lo irreparable: la soledad, el desencanto, la traición o la muerte.
A medida que recorremos el imaginario geográfico del autor, —ya sea en un trayecto al sur, en la visita a una isla desconocida, o recorriendo los barrios de Santiago—, se busca reconstruir el cuerpo del vacío.